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Hoy en día, nos encontramos en un punto de transición constante, es decir, una era en la que los viejos sistemas mediáticos están decayendo lentamente, pero paralelamente están naciendo otros aún más fuertes. Estos cambios afectan directamente también a las nuevas audiencias, la cultura del espectador da paso paulatinamente a la cultura participativa, ahora las personas buscan controlar o hacer parte del hermoso arte de las narrativas publicitarias y del famoso Storytelling, pero al mismo tiempo este arte se está volcando a escenarios mediáticos más complejos y didácticos, donde cualquier ciudadano que posea acceso a internet, podría tomar el control sobre la tecnología de los medios de comunicación y contar sus historias de maneras nuevas, creativas e impactantes; estos son los ciudadanos que ahora catalogamos como prosumidores.
Toda esta gran evolución de las audiencias y de los sistemas mediáticos nos lleva a nosotros como comunicadores y publicistas a hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo hacemos para adaptarnos a estos nuevos avances tecnológicos y mediáticos, y crear nuevas narrativas que cautiven a los consumidores y prosumidores? La respuesta a esto es muy simple, creando y usando nuevas técnicas narrativas que abran paso a la interacción del público con la marca.