Este trabajo de grado pretende realizar un recorrido por la manera en la que los seres humanos han respondido a la incisiva inquietud que nos plantea la experiencia del dolor. Vemos cómo existe un cambio radical en la manera como enfrentamos esta experiencia en nuestro tiempo, pues al perder el horizonte de sentido trascendente que nos brinda la metafísica, nuestra alternativa es considerar todo lo doloroso como negativo y susceptible de ser erradicado. No obstante, el dolor afirma su supremacía en el momento en el que nos quiebra mediante su aparición sorpresiva en la figura de la muerte y el sufrimiento de los inocentes. En este sentido se hace obligatorio examinar las maneras en las que hemos respondido a la demanda por darle sentido al dolor después de los intentos de la teodicea para así hacer hincapié en la naturaleza del olvido y del consuelo como ejercicios constitutivos de la naturaleza humana.