Con este artículo deseamos contribuir a esta toma de conciencia sobre la centralidad de la vida familiar. Dentro del amplísimo abanico de temas que sugiere la familia, hemos escogido el de los divorciados vueltos a casar. ¿Por qué hemos hecho esta escogencia? Por las proporciones que ha adquirido este problema, que se extiende como una mancha de petróleo sobre las familias de todo el mundo; por la dificultad que experimentan muchos pastores para acompañar a estas parejas; por las heridas, difíciles de cicatrizar, que tales situaciones dejan.