El álbum familiar es un objeto que guarda las memorias de toda una especie, en él atesoramos las huellas del pasado, de lo ausente y de este modo lo salvamos de caer en el olvido que tanto tememos. Pero el álbum no se constituye únicamente de fotos, el álbum es también narración, es interactividad, es producto colectivo que no solo habla de una familia, sino que habla de una cultura, de unos ritos y un modo de proceder marcado por procesos sociales. En este sentido el álbum puede estudiarse desde que está vacío desde la perspectiva de libro como objeto pasando por el armado que está a cargo de un editor familiar y nos presenta su perspectiva, su narración. La lectura del álbum familiar tiene un carácter socializador que potencia la oralidad como complemento para comprender y completar el rito que este libro engloba. Imagen, oralidad y escritura son las tres formas comunicativas que conviven dentro de este misterioso y encantador libro de memorias.