Los tránsitos y transformaciones del arte a partir de la segunda mitad del siglo xx han generado nuevas dinámicas en las relaciones entre tradición y modernidad, globalización y fragmentación de los públicos, estandarización e innovación estética, racionalización y experimentación, formas culturales y formatos industriales, y, a la vez, han resaltado el valor cultural de las transformaciones tecnológicas. El artículo plantea la muerte y reencarnación del arte. Un nuevo arte en el que se aceleran los intercambios produciendo la inmaterialización de los espacios y la compresión del tiempo; esto conlleva, también, la banalización estética, la confluencia entre racionalidad y narración, el empobrecimiento de la experiencia estética.