Pienso en la casita que me guardó durante mi gestación y en la anatomía del cuerpo de la mujer desde lo que en ocasiones los sueños me narran. Los sueños alcanzan su potencia porque en su retorno del pasado, aproximan algo nuevo al presente. Soñé que volvía a un vientre; no podría decir con certeza que era el de mi madre ni tampoco el mío.
Las veces que he pensado que quiero volver a casa ha sido porque he buscado estar en un lugar seguro, en un lugar caliente, donde pueda hallar alimento, donde pueda sentirme cómoda para crear, para la intimidad. Cuando pienso quiero volver a casa pienso en mi mamá, en el cuerpo de ella como mi casa, en mi cuerpo también como una casa y cuando digo o pienso quiero volver a casa recuerdo mi primera casa, el útero.