Ha sido un lugar común afirmar que toda consideración filosófica sobre la vida humana
en su conjunto debe terminar en una fundamentación sobre la ética. Schopenhauer no es una excepción. Pero la forma como realiza esta tarea es bastante peculiar. Esta peculiaridad reposa en tres aspectos distintos, que engloban el sentido Schopenhaueriano de la comprensión
de la tarea de una filosofía práctica.