Las preguntas que guiarán esta investigación son las siguientes: partiendo de la constatación de la existencia de imágenes violentas y no-violentas de Dios en la tradición judeocristiana nos podemos preguntar: ¿hay relación entre dichas imágenes y la calidad de la relación creyente con Dios? ¿Cómo puede identificarse dicha relación? y ¿Cómo puede identificarse la posibilidad de sanación de la imagen de “Dios violento” desde la calidad de la relación creyente con Dios?
La reflexión sobre este problema parte de la constatación de un dinamismo religioso en el ser humano que es fruto del don del amor de Dios. Este dinamismo se caracteriza por una expresión ambigua debido a que las personas y las comunidades se mueven entre la autenticidad y la inautenticidad en su actuar. Los símbolos producidos y transmitidos por la tradición se ven también afectados por la realidad de autenticidad e inautenticidad humana. De este modo la posibilidad de una sanación de la imagen de un “Dios violento” pasa por la corrección del proceso de producción de símbolos y creencias. Esta corrección se vale de la fe para acceder al conocimiento de imágenes de Dios más auténticas. Por tanto, la fe debe vivirse y cualificarse para que pueda operar la mencionada sanación que en este caso será fruto de una relación más auténtica de la persona con Dios. Con respecto a la fe como proceso se pretende usar el modelo del camino místico como forma de explicitación del desarrollo de la fe.