El denominador común en la mayoría de las reformas sanitarias llevadas a cabo desde los años noventa es la búsqueda de mecanismos para hacer frente a la escasez de recursos, el logro de una financiación equitativa y sostenible, la meta de una producción sanitaria más eficiente y la distribución de recursos de manera efectiva en los sistemas sanitarios, aspectos que constituyen nuevos desafíos de las políticas sanitarias actuales. En este artículo se analizarán los fundamentos teóricos de dichos mecanismos y los dilemas éticos que la racionalización genera en el sector de la salud, especialmente en lo relacionado con los costos compartidos, los criterios para establecer a qué y a quiénes darle prioridad, la definición del papel de los expertos y de la comunidad en este proceso de determinación de prioridades y las tensiones que se pueden presentar cuando se intenta balancear las metas de equidad, eficiencia y financiación sostenible de los servicios de salud.