La deforestación y degradación de los bosques aportan entre el 17 al 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Esta problemática está siendo abordada a través de un instrumento de política conocido como REDD+, el cual busca involucrar a los países en desarrollo en la mitigación del cambio climático a través de la generación de incentivos para que los bosques se mantengan en pie. Con la puesta en marcha de actividades tempranas o proyectos piloto de REDD+ se evidenciaron efectos negativos sobre las comunidades locales y sobre la biodiversidad, motivo por el cual se establecieron salvaguardas como medidas para contrarrestar estos impactos. A pesar de que existen múltiples estándares de salvaguardas promovidos por diferentes actores con intereses particulares, no hay claridad en la forma en que se están implementando en terreno. Por tal motivo esta investigación busca a partir de experiencias empíricas establecer cómo se están abordando e implementando las salvaguardas sociales y ambientales en los proyectos REDD+ y poder generar recomendaciones para implementaciones futuras.