Mi cuerpo y mi persona actual son los resultados de un trasfondo que está lleno de contradicciones, de influencias, de problemáticas que se han ido generando o construyendo con los años, tal vez inconscientemente, y que ahora me doy cuenta de todas estas circunstancias por las que ha sido atravesado. Mi cuerpo es uno pero a la vez es varios. Es el mío pero es el que mi mamá quiso construir, es mío pero es el que mi hermana influenció, es mío pero es el que mi papá quiso que fuera. Mi cuerpo es mío pero es el prejuicio de los otros, la opinión de los otros, la mirada de otro.
Todas las ideas que tengo sobre mi cuerpo son una compilación de ideas de los demás de las que me he convencido, y de las mías que no sé si son reales o si son del otro. Ideas que a través del paso del tiempo fui construyendo a partir de machismos interiorizados que nacían de las dinámicas familiares de las cuales me alimentaba año tras año. Dinámicas que normalicé completamente toda mi vida, pero que ahora veo cómo afectaron los ideales sobre mi cuerpo y el cuerpo de los demás, sobre cómo me relaciono con éste sexualmente, sobre qué puedo decir y qué debo callar, o qué debo dejar para lo privado y que puedo modificar en lo público. Así, a mi cuerpo se le pusieron limitantes que no debía cruzar, líneas muy finas de lo que es adecuado y lo que no, lo que es respetuoso y lo que no, o lo que es tabú y lo que es aceptado, todo por ser mujer.