Extender los dominios de la comunicación al campo educativo comporta todos loa riesgos de un área que puede llegar a devorar la otra. La relación entre comunicación y educación se debate, como pocas, en una constante tensión originada en la dificultad para definir los limites que sus creces de camino pueden mantener, de manera que no se termine reduciendo la educación a un fenómeno apenas comunicacional o , del otro lado, que se limiten las posibilidades de la comunicación en la educación al uso de los medios como apoyos o eventuales sustitutos de la tarea docente. De hecho, si no es posible reducir lo educativo a se dimensión de sistema –denominado educación formal -, tampoco es factible concebir lo comunicacional sólo desde la estrecha mirada instrumental o efectivista. Este numero de Signo y Pensamiento busca penetrar esta problemática a través de miradas diversas y múltiples espacios posibles para pensar las relaciones entre comunicación y educación. Relaciones que, a pesar de su ambigüedad y dificultad, deberían por lo menos conducir a una convergencia: buscar la manera como la necesidad humana del entendimiento fuera satisfecha mediante procesos de objetividad del saber que condujeran a concretar nuestras mejores utopías de lo social en una comunicación y una educación cada vez mas humanizantes.