El teólogo Fritz Jahr fue el creador de la palabra “Bio-Ethik” (1927). Él consideraba a San Francisco el inspirador de un movimiento moderno de apreciación del valor de la vida en armonía con Dios, el ser humano y la naturaleza. La dimensión “biopsíquica” que explica el amor de San Francisco por la naturaleza –según Jahr– fue completada por las “formas de simpatía” de Max Scheler. Sin embargo, dos críticas filosóficas fueron argumentadas según dos bioeticistas, Peter Singery Hans Jonas. Finalmente, el artículo presenta a San Francisco como un modelo del cuidado de la creación, según el papa Francisco.