La concepción del otro presente en la tradición filosófica tiene como rasgo común, para Merleau-Ponty, la creencia en la existencia de una subjetividad transcendental absoluta que, de entrada, niega la problemática de la experiencia del otro: comprender la existencia del otro como verdaderamente otro y no como un otro derivado de principios preestablecidos. En este contexto, se trata de mostrar que, en primer lugar, en la percepción del otro como cuerpo, la otredad del otro se da como diferencia irreductible, insuperable. En segundo lugar, se plantea que el lenguaje del otro concebido como habla (parole) es la expresión de su diferencia radical, de aquello que el otro tiene de más propio. El texto está estructurado en tres momentos: 1. La inter-corporalidad como lugar del otro; 2. Inter-corporalidad y comunicación originaria con el otro y, 3. La palabra como expresión de la diferencia del otro.