La Eucaristía, es por excelencia el santo sacrificio puro y perfecto que se ofrece a Dios. El pueblo santo de Dios acude a la celebración para nutrirse de la Palabra de Dios, quien a través del Antiguo y Nuevo Testamento habla en el hoy, para que su voz se haga vida y realidad en los fieles y para que al comulgarlo sacramentalmente y entrando en comunión con Él, se viva de acuerdo a su voluntad.