A partir de la hipótesis de que la economía ficcional de la extensión que proponen las experimentaciones cinematográficas y teatrales de Mariano Llinás y Rafael Spregelburd constituyen una potente señal del modo en que, en la era de la posautonomía, insisten la pregunta por el valor y la noción misma de “obra”, se analiza, por un lado, el modo en que el film Historias extraordinarias inventa nuevos dispositivos para la puesta en acto de la novela; por otro, las formas de la desmesura que singularizan la expansión de la fábula en la pieza La estupidez; ambas, por otro lado, como un punto de inflexión en la tradición narrativa argentina.