En “Acrasia” se explora el recorrido de lo grotesco como algo fascinante y extraño, que forma parte de la naturaleza humana a pesar de ser repulsivo. Este interés por las entrañas y la sangre se relaciona a ansiedades y miedos que, de otra manera, no tendrían sentido. De ahí, aparece el arte como un medio que permite contemplar tanto la vida y la muerte del ser, como la experiencia del sentir la carne. De esta manera, “Acrasia” habla sobre el bien y el mal en el humano, visto desde su carne y sus comportamientos en sociedad.