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dc.contributor.advisor
dc.contributor.authorMaya Díaz, Natalia
dc.date.accessioned2022-09-20T21:00:09Z
dc.date.accessioned2023-05-11T17:27:30Z
dc.date.available2022-09-20T21:00:09Z
dc.date.available2023-05-11T17:27:30Z
dc.date.created2000
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12032/108695
dc.description.abstract"...Sólo excepcionalmente será admisible la responsabilidad patrimonial del estado derivada del error judicial cometido por las altas corporaciones de justicia y demás tribunales y juzgados en los eventos en que éste sea absolutamente evidente y no se requiera realizar ninguna labor hermanéutica para hallarlo configurado..."1 Para las personas del común, que en general poco saben de la cosa juzgada, el principio de soberanía y esas cosas que para nosotros los abogados son tan normales, una afirmación como la anterior, tomada de una sentencia del Consejo de Estado, resulta francamente increíble. Muchas veces se preguntan por qué se le concede al juez una prerrogativa que ningún ser humano tiene: la imposibilidad de errar en su trabajo Con el pasar de los años, nos hemos dado cuenta de la necesidad de aceptar que el juez se equivoca, muchas veces de buena fe, otras no tanta, pero en fin...se equivoca. Apelando a la seguridad jurídica, que para todos nosotros resulta imprescindible, hemos terminado por obligar a soportar a unos cuantos los fallos injustos, que no necesariamente son evidentes, olvidando la responsabilidad que sobre nosotros recae como abogados, profesores o facultades de derecho. Es preocupante ver como en un país tan urgido de justicia y de democracia efectiva se toma el cargo de Juez no por amor sino por necesidad, se toma temporalmente y no existe compromiso alguno por lograr que los buenos abogados y las buenas facultades se preparen para asumir esta función; sería muy interesante ver como los mejores estudiantes se encargan de adelantar la función jurisdiccional del estado, sin querer por ello decir que sus desaciertos causen menos dolor o daño. Necesitamos personas con bases éticas muy bien arraigadas, con conocimientos y sobretodo con ganas de hacer las cosas bien, personas que deseen encargarse de cimentar el cambio de un país en crisis como el nuestro a partir del buen desempeño de la justicia."El juez es la boca que pronuncia las palabras de la ley" Montesquieu. Personalmente agregaría que además tiene la obligación de dar a cada cual lo que le corresponde y facilitar la convivencia entre las personas, por eso con este trabajo me propongo llamar la atención de los interesados y responsables en esta materia acerca de la necesidad de facilitar el acceso a una justicia efectiva al mayor número posible de ciudadanos.spa
dc.formatPDFspa
dc.format.mimetypeapplication/pdfspa
dc.language.isospaspa
dc.publisherPontificia Universidad Javerianaspa
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.subjectspa
dc.titleLa responsabilidad del estado por el error jurisdiccionalspa


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