Enseñar teología es comunicar una experiencia de fe para propiciar otras. De ahí la gran importancia de vivir lo que se comunica. La reflexión sobre la práctica pastoral y pedagógica de enseñar teología debe desarrollarse atendiendo a la evangelización que la Iglesia cumple en el mundo, pero también debe considerar la formación integral de las personas, el ecumenismo y la interdisciplinariedad.