La máquina se ha convertido en un instrumento indispensable para el devenir cotidiano de la sociedad moderna. El desarrollo tecnológico y la implementación de mecanismos aceleraron los procesos de interacción entre las personas y su entorno, desplegaron un abanico de utilizaciones e hicieron de la máquina un complemento facilitador de acciones que economizaría esfuerzos humanos innecesarios. Este trabajo de investigación aborda una reflexión acerca de la utilidad o la aplicación que tiene la máquina en nuestra vida cotidiana. Confrontando la relación entre el objeto y la forma en que se utiliza, se pone a prueba la idea de que las acciones insignificantes no requieren de la intervención de la máquina. Apagar la luz del cuarto, levantarse de la cama por la mañana o romper un huevo en el desayuno, son acciones que, a simple vista, no sugieren la manifestación de la máquina para facilitar su realización; sin embargo, este trabajo evalúa el valor intrínseco de las acciones mundanas, convirtiendo la máquina en un objeto de culto que glorifica el acto austero de los rituales cotidianos.
El presente trabajo muestra un recorrido a través de la historia en el que se traza una línea entre aciertos y fracasos de artilugios y mecanismos que fueron diseñados para cumplir exigencias austeras pero que no ganaron su lugar en la lista de invenciones útiles para la vida diaria. El proceso de investigación culmina con la construcción de una serie de máquinas escultóricas que se relegan del mundo práctico de la efectividad y le abren el camino al mundo onírico del juego y la ilusión.