Los procesos migratorios que se establecen a partir de inicio del nuevo milenio, donde Europa y especialmente España representaban los principales lugares de recepción de migrantes colombianos - y en sí de latinoamericanos- reconfiguran los moldes de familia establecidos culturalmente. En esta medida, las prácticas familiares se ajustan a la condición de vivir transnacional , donde el funcionamiento no depende del convivir conjuntamente en un espacio físico determinado. El retorno supone una serie de retos para una compenetración armoniosa con la sociedad de origen, retos en términos económicos, laborales y familiares. Se considera que la reinserción familiar favorable de aquellos migrantes que, por su condición estuvieron ausentes durante lapsos extensos, depende de la fortaleza de los lasos emocionales y económicos construidos en torno a la familia transnacional.