Desde la época de los movimientos revolucionarios, la cuestión de cómo estudiar las sociedades latinoamericanas se ha enfocado con más y más frecuencia en lo que antes se consideraban cuestiones secundarias o “superestructurales”. Dentro de este contexto, los estudios culturales de una variedad u otra han pasado a un escenario céntrico en un esfuerzo por elaborar modelos teóricos y crear polémicas con respecto a asuntos cruciales para desarrollos futuros. Durante el mismo periodo, Centroamérica ha vivido una transición crucial que involucra procesos de paz y democratización en el contexto de la imposición de políticas económicas neo-liberales así como conflictos socio-políticos persistentes y crisis naturales más graves.