La búsqueda de la felicidad ha primado sobre el uso de la razón; la felicidad se impone en cada actividad que realicen los seres humanos. Para su plena realización las actividades y acciones tendrían que estar guiadas por los principios en la ruta del éxito que aseguraría la total satisfacción del resultado obtenido.
Una de mis pasiones, desde siempre, es la astronomía. En ella encuentro paz y serenidad con las estrellas. Exploro un mundo por descubrir y un sinfín de posibilidades que abren mi mente a nuevas oportunidades, para experimentar el sentido de la vida y un camino para materializar sueños e ideales. Mezclo esta pasión con mi vocación profesional; de ellas nace la idea de diseñar un Observatorio astronómico capaz de aunar las experiencias del espacio y humanidad del proyecto arquitectónico con mis expectativas.
El observatorio crea un ambiente capaz de fomentar la creatividad y el ingenio para lograr la plena armonía entre el cielo, la tierra y la arquitectura. Es mi objetivo principal para optar por el título de arquitecto. El edificio resolverá las necesidades planteadas a lo largo de la investigación. Me atrevo a creer que se trata de un campo que ofrece a la arquitectura múltiples oportunidades de resiliencia y desarrollo.