dc.description.abstract | Ciertamente es la educación un espacio privilegiado para la reproducción del conocimiento, pero, también del orden político y social. Las nociones de convivencia y ciudadanía se encuentran atadas a una forma de entender la dimensión política de los sujetos y la formación en estos supuestos es en sí mismo una práctica política. De tal modo que no puede entenderse la democracia ni sus categorías relacionadas, como ciudadanía y convivencia, desde una sola orilla. Las prácticas de formación en Ciudadanía y Convivencia que se han implementado en el Colegio Cundinamarca, están orientadas por el supuesto de la escuela como espacio privilegiado para la formación de ciudadanos y, por tanto, el primer lugar en el cual niños, niñas y jóvenes se relacionan como ciudadanos en el marco de una normatividad que resalta la protección del ejercicio de los derechos individuales y colectivos. La escuela ha propuesto que la democratización de la sociedad permite su transformación, esto se lee desde el contexto de una realidad local permeada por años de violencia política y social, así, la democratización de la escuela es el mecanismo para superar el conflicto. De tal modo que la formación en ciudadanía y convivencia, requisito para la democratización de los sujetos desde la escuela, se lee desde varias perspectivas: como la posibilidad de formar sujetos eficientes y productivos, o bien, como la posibilidad que tienen los sujetos para garantizar sus libertades civiles. Para ambos propósitos se introduce un viejo discurso de la democracia moderna: el de los derechos humanos, que plantea precisamente la posibilidad de que el estado democrático garantice los derechos y libertades de sus ciudadanos. Estos, a su vez, aceptan un orden legítimo, legal, y una retribución en términos de deberes, todo con el fin de la búsqueda del bien común. | spa |