El acompañar de la comunidad de Toribío-Cauca, por parte de los Misioneros de la Consolata, se vio en un principio iluminado por su carisma, que es el Ad Gentes y la Consolación, características propias de que enriquecen la labor de la Iglesia en su proceso de evangelización a los pueblos y culturas donde llega la Buena Nueva de Jesucristo evangelio vivo y dinámico del Padre. En el desarrollo del trabajo se realiza el método ver, juzgar y actuar. El primer capítulo habla sobre como se llegó y se inicio el proceso de evangelización en Toribío, en base a un proceso que había iniciado la comunidad y que los Misioneros de la Consolata aportaron desde su carisma, además acompañar para promover la libertad y la salvación que el Reino de Dios trae consigo. El segundo capítulo se complementa a partir del Decreto Ad Gentes, que es un giro que hace la Iglesia, en su aporte teológico en la evangelización, y como este desarrolla una visión amplia que presenta alternativas en la capacidad de insertarse en los pueblos y culturas. El tercer capítulo, habla sobre el Ad-inter-Gentes, es una propuesta que abre la misión hacia la comunidad, que permite un acompañamiento de inmersión, para construir y promover una Iglesia multicultural e instrumento de diálogo donde se manifieste la universalidad del Reino de Dios. En la misión la Iglesia debe abrirse a la misioneridad para crear nuevos ritmos.