La humanidad se ve constantemente acechada por el mal. Este cambia, se adapta y se camufla a todos los contextos en los que la humanidad se va desarrollando. En este sentido, el mal es
un camaleón. Teniendo esto en cuenta, el terrorismo se presenta como una nueva forma del
mal. Es en terror desatado con los ataques terroristas que nuestra finitud se presenta de manera abrupta, tocando nuestras fibras más íntimas. En consecuencia, el terror se apodera de nuestras
relaciones y de nuestra mente, para despertar así la paranoia; la cual se convertirá en el nuevo
de criterio de las relaciones humanas. Ahora bien, para lograr su objetivo el terrorismo
encontró en los medios de comunicación una excelente herramienta, pues en ellos se propaga información, como también el terror que se contagia y enferma nuestras mentes. Finalmente,
para buscarle una solución al problema, debemos entrar en el juego del Camaleón del mal.
Esto es, desarrollar la capacidad de adaptarnos, de ser flexibles y desde allí poder buscar una salida. Para este propósito será fundamental la imaginación, aquella que nos abre a nuevas
posibilidades, incluso, de reencontrarnos con el otro desde su dolor, esto es desarrollar
sentimientos políticos tales como la compasión.