Tomando prestada de la pintura la palabra figura, dicha figura, la de Dionisio-Areopagita es harto complicada, misteriosa se podría decir, y no solamente me refiero a la oscuridad de su vida, de la cual se ha dicho mucho, pero de la cual poco se sabe con certeza, me refiero a su filosofía y de la mano de ella a su mismo estilo, un estilo rebosante, profuso en neologismos (algo entendible pues se estaba creando un nuevo mundo, la Edad Media, una nueva forma de ver) y en periodos largos, pero que en sí lleva un germen que floreció durante milenios.