La eucaristía, sacramento de comunión fraterna y solidaridad, siempre debe tener su referente antropológico real y contundente, de lo contrario, pasa a ser una realidad fría y sin sentido; en este año jubilar, cuando la justicia y el derecho vuelven a tener lugar en las reflexiones teológicas, debemos resignificar el sentido de la eucaristía, desde el compartir, la solidaridad, y la comunión entre los más necesitados.