dc.description.abstract | En la indagación por la filosofía habitualmente se ha puesto el acento en la sophia, en la sabiduría, dejando en la sombra la phylia, el deseo. La crisis de la modernidad pone de presente el vacío del fundamento y en esa medida sugiere una vuelta de la pregunta por el filosofar, un desplazamiento de su posicionamiento como saber, hacia su vecindad con el deseo. El Banquete de Platón nos permite abrir ese horizonte en dos perspectivas que demarcan dos destinos significativamente diferentes para la actividad en el concepto. En la voz de Aristófanes el mito del andrógino nos pone delante del deseo como carencia, nostalgia de una completud perdida, movimiento condenado eternamente al fracaso, compulsión sintomática a la repetición. La magia de Diotima en cambio, al situar a Eros como daimon -ser intermedio entre la finitud y la inmortalidad,hijo del recurso y la pobreza, a medio camino entre el saber y la ignorancia- logra tornar al deseo filósofo, dinámica incesante dedesplazamientos, creación y proceación en la belleza, batalla en la palabra, proximidad con el transcurrir, figura inaugural del pensar. Es a partir del seguimiento de los dos regímenes de enunciación que encaman la relación filosofía y deseo como se aventura una posibilidad para el filosofar hoy, actualizando,eternizando la pregunta misma en su reiteración, en el pliegue de su diferencia. | spa |