Con la llegada de Hugo Chávez Frías al poder, Venezuela desarrolló la idea de creación de la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la cual logró expandirse como una idea que procuró la identidad e integración económica de la región. Entretanto, la filosofía del ALBA radicó en buscar un concepto de América por y para América a partir del auge petrolero de este país.
Así, la Alianza Bolivariana buscó puntos comunes con los países de la región y creó mecanismos que fomentaron la negociación, puesto que Chávez veía con urgencia la necesidad de luchar contra la pobreza y diferencias sociales para identificarse con la realidad regional a través de sus ideas. Con la bonanza petrolera de Venezuela y el incremento del precio del barril de crudo, Chávez instauró políticas de financiamiento para el proyecto del ALBA, a la vez, proporcionó ayudas financieras a los Estados partícipes en dicha alianza. Lo anterior, surgió con el objeto de hacer contrapeso a las políticas de Estados Unidos en la región y velar por propuestas justas que le permitan consolidarse como un líder en América Latina, a través de una política progresista.
En este sentido, tras el regionalismo post-hegemónico, para la República Bolivariana de Venezuela, la consolidación de la Alianza Bolivariana para los países de Nuestra América generó una gran responsabilidad económica con un compromiso adicional frente a su deuda externa en el intento de consolidarse como una potencia regional secundaria.