En Bogotá a la semana mueren sacrificados aproximadamente 266 animales entre perros y gatos, una realidad silenciosa que al año arroja más de 10 mil víctimas. La sobrepoblación cania y felina ha sido un yugo que ha encargado la ciudad de Zoonosis de Bogotá, Centro que en primera instancia fue creado para la vigilancia, prevención y control de las enfermedades transmisibles de animales a humanos, pero que viendo la creciente población de estos animales en las calles tomó el papel de matadero. El problema del sacrificio como control poblacional es que es caro, inhumano e inservible, pues mientras esos 266 animales están muriendo dentro de las instalaciones en Zoonosis, muchas perras y gatas están teniendo entre 6 y 12 crías tanto en la calle como en las casas, aumentando el problema. A ello sumado la falta de educación y sensibilización del humano frente a estos seres que más que animales de compañía, son objetos de desuso: son maltratados, tirados en la calle y abandonados en el mismo Zoonosis.