En este mundo de avances tecnológicos en constante desarrollo, cuya cumbre sólo es delineada a partir de las posibilidades que la misma tecnología otorga para simplificar y exaltar las funciones del entorno social, se encuentra implícito un proceso tan eficaz que ha logrado revolucionar al mundo desde que se implementó el primer microchip: la digitalización. Esta característica de la nanotecnología ha demarcado el horizonte que el mundo digital ha dispuesto para concebir la información a manera de datos, gracias a que su aparición ha aumentado la eficacia de muchas de las tareas del día a día, facilitado la manera de acceder, manipular y transferirla. Por esta misma razón y en consecuencia, hoy día los dispositivos también se han vuelto cada vez más potentes, pequeños y portátiles, y de uso sencillo, sin duda factores que derivan de la puesta en práctica de esta tecnología en crecimiento.