Vivimos en una cultura de objetos, cuyo énfasis está dado en el consumo y la publicidad. Deseando, necesitando, comprando y gastando. A medida que pasa el tiempo, estos objetos inevitablemente pierden su novedoso empaque, envejecen y se rompen. Al fin y al cabo, ¿Qué es lo que distingue un objeto de ser una simple cosa?.