La idea de lo humano ha dependido siempre de la construcción del mito de lo monstruoso. De esta manera, el mito del minotauro, a quien Teseo da muerte en el centro del laberinto, da cuenta de una monstruosidad problemática que se construye en la marginalización de una experiencia otra. Las disidencias sexuales y de género han encarnado este enfrentamiento, en el que los cuerpos que atraviesan una experiencia de vida trans configuran la amenaza de un sistema de desigualdad que se reproduce en aquella lógica binaria. Debido a esto, ciertos cuerpos han sido condenados al ostracismo, al encierro y hasta a la muerte, tal como le ocurre a aquel “monstruo” del mito antiguo. Pero ¿quién ha visto al monstruo? ¿Quién puede reconocer a sus víctimas? Y, sobre todo, ¿quién enuncia su monstruosidad?
Tránsitos nostálgicos recorre la trayectoria de aquel mito en Colombia, en el que lo humano y lo monstruoso solo tienen ciertas posibilidades. Así, enuncia el pecado como la apariencia discursiva que, en nuestro periodo colonial, tomaron las experiencias de travestimiento; explica los significados de enfermedad y de criminalidad con los que la ciencia del siglo XIX resignificó la experiencia; y, finalmente, revela la manera en la que, contemporáneamente, el dispositivo de lo religioso, lo jurídico y lo científico enfrenta la reescritura de un mito herido, cuya sutura está en la afirmación colectiva y en el camino de regreso al cuerpo que nos pertenece.