La industria musical no está muriendo, sino todo lo contrario, se está viendo inmersa en un cambio constante, una transformación de principio a fin, en donde cada vez es más accesible, cercana a nosotros y plausible a medida que se le abren las puertas a nuevos medios digitales para su distribución y por su capacidad de otorgarle una tarima de lanzamiento a quienes por causa de poco dinero, no pueden dar a conocer su talento. Sin embargo, como cualquier otra gran industria, la música se ve bajo el control de cuatro grandes compañías discográficas que acaparan el 70% del mercado mundial compuestos en un 85% por países como EE.UU, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá, Australia, Italia, España y Holanda. Esta concentración y soberanía en el mercado musical mundial genera una homogenización en los géneros y el fracaso de compañías discográficas independientes que pueden significar variedad y diversidad musical.