La repetición se constituirá como un movimiento estrictamente religioso que consiste en la vuelta a una existencia auténtica, que se vive en concordancia con el espíritu, el cual se considera aquí como la síntesis entre elementos dialécticos, que son los que constituyen la permanente contradicción de las características propias que fundan la existencia humana. De esta forma, la apuesta se centra en recuperar la subjetividad de un individuo y que éste mismo se convierta en una excepción legítima y justificada, saliéndose de cualquier marco general que quiera encasillarlo. Esta estrategia vital se concentra en un ámbito puramente religioso, el cual permite que se alcance esta verdadera forma de vida. En este sentido, se examinan dos figuras religiosas excepcionales, a saber, Job y Abraham, quienes se constituirán como verdaderos representantes de una existencia auténtica.