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La sociedad nos llama constantemente a sobresalir, a ser los mejores. Desde el
campo político, laboral, deportivo hasta el académico se nos impone la presión de ser el
número uno.
Se le ha dado entonces un papel protagónico a la competitividad y al ser
competitivo. La necesidad de ser productivos, de progresar, de mostrar el empeño y
esfuerzo en lo que se hace ha logrado que se perciba la competitividad como un concepto
positivo y favorecedor. No obstante, su función interdisciplinaria también ha convertido
este concepto en algo genérico, ilimitado, operacional y, algunas veces, de carácter
abstracto y otras medible. Esta particular versatilidad puede conllevar a identificar
resultados positivos o negativos. Así la presente investigación tiene por objetivo analizar
cómo se manifiesta la competitividad en el aula de lengua extranjera (L2) de la Licenciatura
en Lenguas Modernas de la Pontificia Universidad Javeriana a través de sus narrativas.
En este contexto, el estado del arte se organizó en tres categorías. La primera está
relacionada con la percepción de la competitividad en el aprendizaje; la segunda con la
relación entre motivación y proficiencia propicia los comportamientos competitivos en el
aula; y, la tercera con el escenario emocional producido por la competitividad.
El marco teórico que sustenta esta investigación se compone de tres capítulos
denominados: 1) Ser competitivo no es sinónimo de ser competente; 2) Logros en la
segunda lengua; y, 3) Emociones como herramienta positiva o negativa en aprendizaje de
la L2. En el primer capítulo se aborda el concepto de competitividad desde los diferentes
campos en los que es utilizado tales como el económico, el empresarial, el deportivo y el
académico. Adicionalmente, se hace una distinción entre competitividad y competencia y
se afirma que, aunque el proceso de los dos es diferente, ambos están fuertemente ligados
por la concepción de éxito. En el segundo capítulo, se expone el elemento de la proficiencia
a través de las categorías de high achiever y low achiever, haciendo una relación entre el
desempeño del estudiante y su nivel de competitividad. En el tercer capítulo, se presentan
algunas de las emociones y sentimientos que generan un ambiente competitivo en los
estudiantes al estar en el aula de L2.
Para llevar a cabo el análisis de cómo se manifiesta la competitividad en el aula de
lengua extranjera en este trabajo de grado, se plantea una investigación de tipo cualitativo,
ya que se analizan las características y comportamientos de los estudiantes a través de sus
experiencias reales. De este modo, se realizaron ocho entrevistas narrativas a estudiantes de
últimos semestres que hubiesen cumplido el requisito de cursar y aprobar todos los niveles
de lengua extranjera que exige la Licenciatura en Lenguas Modernas de la Pontificia
Universidad Javeriana, ya fuera inglés o francés. Dichas entrevistas han permitido dar
cuenta del impacto positivo, pero también negativo, de la competitividad en el aula. Así se
logró analizar cómo ese impacto se ve reflejado en el interés por la clase, su percepción
hacia el profesor, su relación con el compañero competitivo y, por supuesto, el rendimiento
académico.
Lo manifestado en las narrativas posibilitó presentar tres secciones para el análisis.
La primera, rasgos de estudiantes competitivo, identifica características de los estudiantes
competitivos y no competitivos. Esto se dio a través de la identificación de tres
componentes que definen la competitividad: a) la voluntad de esfuerzo, b) el docente
evaluador, y c) la comparación. La segunda, relación entre la competitividad y la
evaluación, expone cómo la comparación, consciente o inconsciente, que hace el docente a
través las calificaciones y de los métodos evaluativos propicia la competitividad. La tercera,
percepción de la competitividad, muestra la posición del estudiante frente a un ambiente de
aprendizaje de L2 competitivo, y como eso le afecta su rendimiento académico.
Finalmente, se llega a la conclusión de que la competitividad es una práctica
normalizada en las clases de L2. Así mismo, se concluyó que la evaluación cuantitativa y
los profesores son algunos de los agentes que más motivan las practicas competitivas en el
aula. Por su parte, la evaluación cuantitativa lleva a los estudiantes a una comparación y
clasificación entre el mejor y el peor, lo que evoca para algunos involucrados sentimientos
de fracaso y frustración que afectan el proceso de aprendizaje, percepción hacia el profesor,
hacia la clase y/o lengua. Adicionalmente, se concluyó la relación entre estudiantes
competitivos motiva al aprendizaje de ambas partes, mientras que la relación entre
estudiantes competitivos y no competitivos puede llegar a ser destructiva y desmotivante
para quien no se considera competitivo.