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A partir de una visión del urbanismo actual, se considera que el elemento más importante en cualquier ciudad es el espacio público, al ser el elemento donde se negocia entre lo construido y sus habitantes, también siendo el elemento que más transformaciones y capacidad de adaptarse en el tiempo tiene y logra unir las dinámicas humanas con la ciudad. Es ahí donde es necesario pensar cómo se diseña este elemento, que características debe tener para lograr incluir la comunidad en él.
En la ciudad se han venido desarrollando distintos proyectos de espacio público, como es el caso de la red de bibliotecas que aparte de aportar a la cultura tiene un componente de espacio público importante, la renovación de parques públicos.
¿Pero qué pasa cuando la ciudad no puede proveer de espacio público ni equipamientos públicos a la comunidad?
¿Cuándo no existen recursos o espacios para intervención urbana?
Es ahí donde empiezan a surgir los colectivos, como elementos interdisciplinares de intervención urbana, donde el diseño, el arte, la arquitectura etc, se mezclan para proponer ideas de menor escala para intervenir problemas de seguridad, accesibilidad, espacio público, cultura, deportes, etc. Estas pequeñas acciones se agrupan dentro de un movimiento urbano que ha tomado cada vez más adeptos: El urbanismo táctico. Proyectos de pequeñas acciones para un cambio a largo plazo.
En Bogotá existen estas iniciativas ciudadanas y en los últimos años han venido trabajando en barrios periféricos de la ciudad, donde se mezcla distintas disciplinas para mejorar la calidad de vida de las personas.
Es ahí donde analizando distintos referentes nacionales e internacionales se logró generar un manual de herramientas tácticas para intervención comunitaria de espacios residuales. Donde se dividen en herramientas sociales (aquellas que sirven para gestionar las intervenciones desde sus habitantes) y herramientas físicas (herramientas con acciones puntuales que van desde el diseño del mobiliario como la conformación de espacios urbanos), siempre dejando abierta la posibilidad de adjuntar nuevas herramientas en el futuro. A partir de eso se planteó la idea de construir una página web que logre conectar a distintos colectivos, personas y organizaciones para que se haga un mapeo colectivo de las acciones urbanas de la ciudad y lograr generar mecanismos de financiación virtuales para cada iniciativa, con la gran oportunidad de testear el lote que se quiere intervenir y que la misma plataforma diga con que herramientas y que colectivos se puede intervenir.
A partir de esta serie de herramientas se vio la necesidad de testear el manual en un proyecto académico, en un contexto social real y cercano a la comunidad javeriana.
Es ahí donde nace la intervención en el barrio el paraíso en la upz pardo rubio, a escasos pasos de la universidad javeriana.
La intervención se basa en cuatro pasos descritos en el manual y logra aplicar la mayoría de herramientas del mismo. Se inició con un análisis sectorial para determinar distintos espacios (terrenos vagos) con potencial de intervención, a partir de visitas con la comunidad se entendió la historia tanto del barrio como de esos espacios, sus actuales usos, usos temporales, usos faltantes en el sector, potencial comunitario tanto para la gestión del proyecto como para la manutención del proyecto, al entender estos aspectos se propone una intervención urbana que logre empoderar a la comunidad del barrio y muestre los potenciales que tienen actualmente, insertando nuevos usos que se retroalimenten de las propuestas de la comunidad (plug-in city) y sean espacios de encuentro y propicien seguridad urbana en la mayor parte del tiempo (faro de encuentro), a partir de cuatro estrategias urbanas: consolidar, conectar, suturar, insertar, que buscan consolidar el territorio como un elemento productivo que se vincule a las dinámicas de la ciudad, conectando los espacios residuales y estructuras preexistentes para suturar estos espacios con programas acordes a las necesidades de la comunidad insertando nuevas formas de habitar un territorio marginado. Es ahí donde se definen tres espacios de intervenciones puntuales: 1 mirador al huerto, donde se replantea la forma de habitar con los cerros orientales para generar economías emergentes que beneficien a la comunidad sin dañar el ecosistema con construcciones, aparte conectando la propuesta con el sendero metropolitano de los cerros orientales. 2 la rotonda cultural, se renacionaliza una antigua media torta y una serie de tanques de agua para proponer en conjunto con el colegio y el hogar de la tercera edad, espacios de integración comunitaria en torno a actividades culturales y deportivas. 3 la estructura múltiple: se renacionaliza una antigua estructura que tendría que ser un equipamiento para proponer un espacio flexible para albergar ferias, bazares y espacios comerciales a modo de espacio vitrina para que la comunidad pueda mostrar y vender lo que se hace en el barrio con la ciudad. Conectando también los parques y canchas existentes y proponiendo una pasarela que sea acorde a las necesidades de la comunidad. Es ahí donde surge la pregunta como desde la arquitectura responder a los distintos programas desde un dispositivo que sea adaptable, flexible de bajo costo y tenga una identidad. Se propone un dispositivo de diseño progresivo donde su conformación arquitectónica permita adecuar el espacio a distintos escenarios de ocupación, con una simbología estética de faro urbano y una posibilidad de hackear el dispositivo por medio del cerramiento a modo de lograr la mayor apropiación de la comunidad.