Colombia desde finales del siglo XIX, empieza a experimentar diferentes cambios que le permitirán ir conformando como un Estado-nación que le traerá beneficios en diferentes ámbitos: lo económico, lo político, lo social y lo cultural. Esto no quiere decir que todo sea perfecto y tranquilo. Estos cambios traen consigo nuevas y diferentes problemáticas que permitirán evidenciar la eficacia del Estado y de sus instituciones a la hora de poder responder de manera idónea ante las dificultades que viven sus habitantes.
Una de las problemáticas que se presentaron en Colombia caso específico en la ciudad de Bogotá, fueron enfermedades venéreas y la prostitución. Las cuales, se empiezan a evidenciar desde finales del siglo XIX de manera importante en el debate público y privado, a partir de la afectación principalmente de salud pública, la moral establecida por la elite y la iglesia católica, las leyes y en la ciudad como un espacio interacción y de prácticas.
Es importante resaltar que las medidas que se empezaron a tomar frente a esta inverosímil situación, seria de diferentes tipos y se irían cambiando con el pasar de los años. La prostitución paso en el siglo XIX de ser considerada como “vago” o en la categoría que se le trataba en el código de policía de la época como un oficio de vagancia. Y ya para el siglo XX, las leyes tendrían un manejo diferente, cuando se le visibiliza así se les controla y reglamenta.
Todos estos cambios estuvieron acompañados de debates, donde se expondrían los diferentes puntos de vistas de diferentes actores que estuvieron involucrados directa o indirectamente y que podrían de alguna manera poder tomar decisiones o que su opinión pudiese ser tenida en cuenta para futuros cambios en alguna reglamentación.
Cabe resaltar que con la creación de la Junta Central de Higiene en Colombia, la prostitución y las enfermedades venéreas empiezan a tener un control de carácter higiénico más organizado, estructurado ya que esto era lo que estaba pasando en diferentes países a nivel mundial, y Colombia no se podía quedar atrás. Ya que algunos de habitantes empezaron a tener contagios con este tipo de enfermedades, las cuales, fueron relacionadas rápidamente con las mujeres públicas y con las clases populares.
Las autoridades se empezaron a dar cuenta de la problemática que se estaba creando y decidieron tomar medidas que estarían, eso si antes pasar por un largo debate entre los médicos-higienistas, el Estado (lo policivo-legal) y la moral.
Esto llevo a que en 1907 entre en escena el Decreto No35 “sobre las mujeres públicas” y se cree una reglamentación que permita poder darle manejo a esta situación que está afectado a la ciudad, algunos de manera directa, como lo son las prostitutas y sus espacios habitual o esporádicamente. Pero también algunas personas que podrían enfermarse o transitar por estos lugares y sus prácticas como lo eran los menores de edad quienes en ocasiones resultaron inmiscuidos.