La vorágine es una de las obras canónicas de la literatura nacional e hispanoamericana. Este acercamiento es el resultado que, desde la proyección de la contemporaneidad, ofrece nuevas pautas para aclarar la complejidad del territorio colombiano repercutiendo en las relaciones que el individuo sostiene con los demás. Este panorama, propio de los territorios periféricos de la nación, emerge de las tensiones existentes entre le ideal de estado republicano y la realidad que se evidencia. Tal situación se expresa por medio de los discursos de los personajes como formas de percibir la realidad, cuyo intercambio simbólico genera actitudes de violencia, fracaso, desigualdad social y sinsentido. De esta manera la novela evidencia la voz silenciada por el centro de poder y exige a un Estado comprometido con los procesos de integración nacional.