A razón de contextos difíciles, el campesinado ha tenido diferentes expresiones de organización social en la historia de Colombia, donde las mujeres han estado presentes desde distintos roles y posturas. Toda esa expresión política es diversa y responde a contextos específicos de las y los campesinos, a razón de códigos identitarios como racialización, pertenencia étnica, clase social, territorialidad y de acuerdo a las relaciones sociales, económicas y de producción que se generan.
Los estudios sobre mujer campesina son muy recientes y se han generado a partir de la necesidad de entender las dinámicas de habitar el campo siendo mujer, pues son parte de contextos de incertidumbre a razón del poco apoyo estatal y social, también por las difíciles condiciones de desigualdad, exclusión, discriminación; pero además la estructura de la cultural patriarcal donde se ven inmersas en escenarios profundamente violentos.
En estas luchas campesinas, se amplía la categoría de "sujeto político", pues las mujeres rurales han ejercido estrategias de resistencia hacía mandatos e imposiciones de género. Ellas han sido generadoras de transformaciones profundas, no sólo porque se han posicionado en procesos locales, en organizaciones sociales, por lograr participar en el diseño y ejecución de políticas públicas, sino porque los cambios que han generado han revertido las estructuras culturales de distintas formas.
Se establece un estado del arte sobre la mujer rural colombiana desde el enfoque de género, para establecer un análisis de las distintas concepciones de la mujer, con los correspondientes atributos aceptados de la feminidad, las formas de relacionarse, y las distintas opresiones o violencias generadas a sus cuerpos. Veremos también, que desde su capacidad de agencia, resiliencia y resistencia han tejido caminos más armónicos y pacíficos desde sus trayectorias políticas y sociales.