Salento es un municipio que no ha sido ajeno al modelo económico actual, a las transformaciones positivas y negativas de la globalización, a tener un territorio rural en condiciones inadecuadas, a unos procesos de planificación que no siempre han correspondido con la realidad del territorio, es así como en medio de este escenario debió enfrentar situaciones que lo obligaron a buscar alternativas de subsistencia, a considerar un desarrollo que trascendiera lo agropecuario y les permitiera aprovechar las características más relevantes que lo definen como suelo, paisaje y cultura.
En medio de la búsqueda y gracias a varios eventos que lo visibilizaron afloró el turismo como una posibilidad de mejorar la economía no solo del municipio sino también de sus pobladores. De esta manera empezó a desarrollarse un turismo sin planificar, el cual desbordó todos los imaginarios y se fue insertando como un eslabón vital para la economía.
El turismo al ser considerado una actividad que abre el territorio al exterior genera procesos transformadores y en un desarrollo como el de Salento y el valle del Cocora, esto no ha sido la excepción, y obliga a repensar el territorio y a pensar un desarrollo rural con una prospectiva territorial que involucre y considere todos los actores.
Es así, como el principal desafío encontrado en la investigación y considerando además el escenario pandémico actual es lograr desarrollar un turismo debidamente articulado con el territorio y con estrategias claras encaminadas a lograr un desarrollo rural que integre una visión desagrarizada.