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Este trabajo surge de una pregunta que ha estado presente desde el momento en el cual entré en la carrera de Licenciatura en Lenguas Modernas. Esta pregunta es: ¿qué hace un licenciado en Lenguas Modernas? Popularmente, se tiene la labor docente como menospreciada en contraste con otras carreras que, socialmente, tienen mucho más prestigio y gozan de un estatus mucho más elevado.
Teniendo esto en cuenta, se realiza una aproximación a tres entidades que pueden dar una representación más precisa: la UNESCO, el MEN y la FCL. Tomando sustento en lo que postulan cada una de las entidades, se plantea la siguiente pregunta: ¿cuál es la representación social del docente en Lenguas Modernas presente en el currículo de la Licenciatura en Lenguas Modernas (ahora Licenciatura en Lenguas Modernas con Énfasis en Inglés y Francés) de la Facultad de Comunicación y Lenguaje, de la Pontificia Universidad Javeriana? Y ¿cómo se relaciona esta con el fenómeno de Global Citizenship Education propuesto por la UNESCO y la representación social de docente a la que se acoge el Ministerio de Educación Nacional?
Esta investigación, que se identifica como de corte cualitativo y en la cual se utiliza la estrategia metodológica de análisis de textos, tiene como base teórica lo postulado por Serge Moscovici, principalmente, pero que a su vez es complementado con aportes de otros autores que intentan adicionar más especificaciones y aclaraciones a aquello postulado por este autor en la década de los 60.
Como resultado, se puede ver que aquello que se encuentra presente en las tres entidades y las propuestas de formación docente que proponen es la división en ejes temáticos de lo que, por supuesto, es tenido como el deber hacer del docente, en tanto que el docente se forma en estas áreas para poder transmitir estos conocimientos.
En primer lugar, se identifica el eje disciplinar, que se entiende como la rama del saber básica, sobre la cual se estructura la carrera. En segundo lugar, se identifica el eje ético-moral o formación integral, que consiste en no solamente la formación científica del individuo, sino, además, en la formación en valores y la moral, aspecto que se da por la cercanía social del docente con las problemáticas de esta naturaleza. Finalmente, se identifica un último eje: el eje pedagógico-didáctico, el cual tiene como propósito formar al docente en las diferentes pedagogías que puede aplicar en los procesos de enseñanza y la didáctica del saber disciplinar.
Se concluye que, dados los hallazgos destacados en este trabajo, la labor docente es esencial para cualquier tipo de comunidad humana. Gracias a esta no solamente se garantiza la difusión y acceso a la ciencia, sino, también, se forman personas que puedan participar activamente en entornos sociales, siguiendo lineamientos morales y éticos. Esta importancia sustancial se ve opacada por el reiterado menosprecio de la sociedad y por actitudes peyorativas hacia la labor docente que, como consecuencia, diluye la verdadera representación social que se debería tener del docente, como uno de los roles más primordiales en una sociedad.