El aumento de la población de Bogotá y algunos municipios aledaños genera un fuerte incremento en la demanda de recursos naturales, entre ellos el agua y los cambios de uso de suelo, asociados a la ocupación humana, crean una disminución en la oferta de estos, por ello, la planificación del territorio con un enfoque endógeno se convierte en una pieza fundamental para generar directrices que permitan sustentar técnica y socialmente la conservación de los ecosistemas, especialmente aquellos que son frágiles y requieren medidas especiales de manejo, como lo son los páramos; es el caso del cordón de páramos las Burras, San José y El Atravesado, el cual, a pesar de pertenecer al complejo de Chingaza se encuentra aislado de zonas más conservadas dentro del mismo como el Parque Nacional Natural Chingaza. Como lo menciona Morales, et al (2007) "Los páramos de Colombia forman una especie de archipiélago en un mar de bosque". Durante las glaciaciones una parte de estas islas podían unirse, con relación al descenso del límite bosque-páramo, permitiendo cierto intercambio directo de especies; otras islas se ampliaron temporalmente, sin posibilidad de intercambio directo. Así resultaron diferentes grados de aislamiento de las áreas de páramo, este aislamiento sucede dentro del mismo Distrito de páramos de Cundinamarca y en el denominado Complejo de Chingaza, en donde el cordón de páramos Las Burras, San José y El Atravesado se comporta como una isla que se encuentra amenazada por diferentes presiones de tipo antrópico externas, como es el caso de la ganadería extensiva, y demás presiones que se detallarán a lo largo del documento.