En las Américas Latinas existen redes de arpías de Boys Love (BL) que nos disputamos reconocimientos hacia una distinción y omnipotencia las cuales pueden ser leídas en los campos del goce, el género y el prosumo de medios. Este fenómeno ha tenido una gran aprehensión principalmente en la convergencia entre, el rechazo a unas normativas locales que reprimen la exploración de nuestros goces como mujeres y la importación y reapropiación clandestina de contenidos de entretenimiento BL de productoras asiáticas, principalmente de Tailandia. En este escenario se configuran unas prácticas donde nuevas herramientas digitales de comunicación tienen un papel protagónico que obligan a repensar la configuración de lo humano hacia unas unidades de conciencia cíborgs.