No sé si alguno de ustedes conoce la sensación de saltar al vacío, tan popular entre la juventud de nuestros días, amiga de los llamados deportes extremos o de alto riesgo. Con un paracaídas a sus espaldas que deberá abrirse unos momentos después o colgados de un parapente que deberá ser sostenido por desconocidas corrientes de aire, jóvenes de todas las edades cambian la seguridad por el peligro. No conozco esa sensación y creo que la imaginación se queda corta en su propuesta.