El gran esfuerzo doctrinario en materia contractual de nuestros días se ha redireccionadoen la protección del débil, del vulnerable, del desinformado, de quien carecede conocimientos técnicos. El referido régimen protectorio se traduce en normasimperativas o indisponibles que constituyen lo que, desde 1804, se enuncia como“atentados al principio de la autonomía de la voluntad”. Hoy constituyen mitos, yaque desde una perspectiva ontológica, el legislador, el docente en el aula o desde eltexto, el magistrado, decididamente hacen prevalecer la justicia contractual por sobreel principio vinculante.