| dc.description | No son pocos los que creen que la Pedagogía está supeditada a la educación primaria o, a lo sumo, a la secundaria. Este error proviene quizás del hecho de que hagan una asociación mental, subconsciente, exclusiva, de la pedagogía con el niño; no considerando como tal al universitario. Creen que el joven de la Universidad, por haber traspasado los umbrales de la adolescencia y pubertad, ha perdido todas las características de la niñez. El proceso del asentamiento síquico del hombre es tan lento y arduo, que más bien hace adquirir los valores de las nuevas etapas, acumula los aspectos negativos de la nueva, juntamente con las anteriores.
Es muy lógico hablar de pedagogía universitaria, si pensamos que el aprendizaje se somete “al hombre” (adolescente o adulto) en la Universidad lo hace retrotraerse en ciertos aspectos a la época de la sumisión como respuesta a la necesidad de dirección.
Esta posición especial del Universitario, balanceándose entre los umbrales de la responsabilidad física y moral del adulto, con su cuerpo y su mente abiertos a la búsqueda de los porqués y de la verdad; y entre su proyección síquica hacia el feliz pasado del escolar ávido de paciencia en la enseñanza, es lo que hacen muy oportuna unas palabras sobre Pedagogía Universitaria.
Dado que el tema es tan complejo y tan extenso, es necesario hacer una división del mismo para poder entendernos y para evitar impresiones en los términos.
Entendemos por pedagogía todos aquellos conocimientos y prácticas que nos permiten elevar el nivel intelectual y moral del hombre “guiándolo como a un niño”, con amor y dedicación, para que pueda valerse por sí mismo y a su vez de sostén y ayuda a muchos otros. Esto implica que deben desarrollarse los dos aspectos clásicos y esenciales del desarrollo humano: ENSEÑANZA Y FORMACION.
La pedagogía universitaria tiene que velar porque en la Universidad la enseñanza tenga el más alto nivel técnico científico y didáctico, y porque el egresado lleve impreso el sello de profesional íntegro, con espíritu social de sacrificio y de promoción. La Universidad no es solo centro de enseñanza, sino y sobre todo, también centro de formación superior. Debe enseñar a dominar la materia, hacer placentera la vida humana y las relaciones sociales; pero para ello debe sobre todo formar al hombre según el modelo del hombre nuevo, desprovisto del egoísmo y de la ambición.
Analizaremos la misión de la Universidad en su doble aspecto: Docencia y Formación. | |
